domingo, 16 de noviembre de 2008

COMER CARNE AHORA ES UN LUJO


Para miles de familias, el consumo de carne de res es un lujo. Las familias que viven debajo de la línea de la pobreza, han recurrido a diversas estrategias para “gambetear” el hambre. La carnicera Julia Mamani cuenta que muchas caseras que antes compraban pulpa o bola de lomo, que son carnes magras, sin grasa, para cocinar asados y bifes, ahora compran paleta, whitu, cadera, que tienen precios más bajos. Hace un año, el kilo de bola de lomo o pulpa costaba de 22 a 23 bolivianos. Luego subió a 25 por varios meses, luego se incrementó a 32 bolivianos y ahora se estandarizó en 27. “Para dos semanas llevaban 4 kilos para 6 personas, pero ahora es mucha plata dicen, la paleta cuesta 22 bolivianos, pero es más durita, otras personas directamente compran más pollo que está a 15 bolivianos, panza que está a 16, hígado a 16, tripa, riñón, corazón, lengua, sesos, todo lo que es menudencia”, relató.En los puestos de las carniceras, la gente que está por debajo de la línea de pobreza extrema, compra hueso blanco (entre 2,50 bolivianos el kilo) para hacer sopas y bofe (pulmón de vaca), este último cuesta 4 bolivianos el kilo, para convertirlo en charque, colgándolo en alambres con sal. Este charque es cocinado en sartenes, para convertirlo en revueltos, con verduras, trigo, arrocillo o fideo.Charque “menudo”Un ama de casa que no quiso dar su nombre, explicó que la mejor alternativa y la más buscada por las familias más pobres, es el charque “menudo”, que le da mayor sabor y consistencia a las sopas o a los segundos. Envió a los periodistas al pasillo de las “charqueras”, ubicado en La Pampa, a unos 60 metros de la avenida Pulacayo, para convencerse.Allí, doña Benita, la más anciana de las comerciantes explicó que hasta hace unos dos años, siempre existieron unos 5 puestos de venta de charque de carne y menudos, pero ahora los puestos se multiplicaron y llegan a una veintena, porque la demanda del producto se ha triplicado.El charque de carne de res cuesta 60 bolivianos el kilo y por él sólo van las familias “acomodadas”. A un lado de este charque, hay otros de diferentes formas. Doña Benita describe cada uno de ellos. El charque de nervio está hecho en base a tiras de nervios y a la tráquea de la vaca, cuyos anillos son estirados para ser secados en alambres, con mucha sal. “El caldo sale como leche de tan concentrado, el kilo cuesta 8 bolivianos”, animó doña Benita. Otro charque muy requerido, es el “menudito”, elaborado en base a los ojos y orejas de la vaca que son secados al sol en bandejas, cubriéndolos de sal. Cuesta 12 bolivianos el kilo y según doña Benita, también ha subido porque antes se vendía en 8 bolivianos. Con él hacen sopas, revueltos, los fríen y luego los machacan con trigo o mote cocido.Grasa en vez de mantecaLas charqueras también se dedican a secar la grasa de las reses, aquella que mucha gente usa para limpiar parrillas. La grasa seca es vendida a 4 bolivianos el kilo y se usa para derretirla como aceite o manteca. “Llevan las amas de casa y también las vendedoras de pasteles”. Doña Benita acotó que los mayores clientes de los charques “menudos”, son las familias pobres del Chapare, Bolívar, Arque, Tapacarí y de las zonas alejadas de la ciudad. “Por dos motivos, uno el económico y otro porque allá no hay cómo llevar carne fresca por lo lejos que es, se pudre, por eso prefieren charque de ojitos, orejitas y nervio para las sopas, llevan por arrobas, la arroba cuesta 50 a 60 bolivianos, pero esto es muy saludable, por eso son sanos allá, aquí nomás nos enfermamos”, opinó. Plátano y panLa comida principal de los indigentes, se reduce a dos panes, 5 plátanos y un refresco. Doña Martha, vendedora de plátanos de La Pampa, cuenta que conoce a decenas de cargadores, madres solas y niños abandonados, que se alimentan sólo de plátano, pan y refresco, porque sus ingresos no les alcanza ni para una sopa.

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