
Un estudio del Grupo Desarrollo Rural (G-DRU) advierte que un 15 por ciento más de alza en el precio de los alimentos, podría llevar a la indigencia a miles de familias que hoy ya están por debajo de la línea de extrema pobreza, porque no pueden comprar una canasta básica de alimentos al mes. En el país, 3 millones 200 mil personas ya dejaron de comprar la canasta básica de alimentos y si las autoridades gubernamentales, departamentales, municipales, no ejecutan un plan de seguridad para paliar los efectos de la crisis alimentaria mundial y de la misma inflación boliviana, en las próximas semanas se consolidarán otros 186.000 a 392.000 nuevos pobres alimentarios.El G-DRU, que es una alianza interinstitucional que aglutina a más de 30 organizaciones civiles nacionales y organismos de cooperación internacional, que trabaja en Bolivia desde hace 18 años con el fin de contribuir a la formación de políticas agropecuarias y de desarrollo rural, no se queda en la mera advertencia sino que elaboró un Plan de Seguridad Alimentaria que contiene 7 medidas importantes para paliar los efectos de la crisis alimentaria internacional y los provocados por la inflación boliviana, las mismas que fueron publicadas por este diario el 10 de noviembre, a la espera de convertirse en una útil herramienta para el Gobierno.Espejos de la realidadLos mercados cochabambinos son un espejo de la realidad boliviana. Así como existen sectores que están listos para satisfacer los deseos de la opulencia, el lujo y la gula, existen otros que están preparados para colmar las necesidades alimenticias, de acuerdo al bolsillo de los bolivianos más pobres que, además, conforman las grandes mayorías del país.El mercado que ofrece los productos más buscados y a los precios más bajos para los pobres alimentarios es La Pampa. Un sondeo entre las comerciantes y varias entrevistas con vendedoras y amas de casa, revelaron realidades preocupantes.Adiós a la lecheEn primera instancia, las comerciantes y dueñas de tiendas de barrio, coincidieron en que la venta de leche disminuyó radicalmente entre la gente de clase media baja, al punto que en varias tiendas las bolsas de leche de diversas marcas se vencen en su fecha de expiración por la falta de clientes que las soliciten. Las familias que están por debajo de la línea de extrema pobreza (las que no pueden comprar una canasta de alimentos básicos al mes) dejaron de comprar leche hace tiempo, pero la gente que está debajo de la línea de la pobreza (que reduce gastos de transporte, educación, vestimenta, para comprar una canasta completa de alimentos básicos), ha empezado a dejar de comprar leche y sus derivados. “Hay caseras que antes compraban uno o dos litros diarios cuando costaba 3,50, ahora algunas compran 3 litros a la semana, otras quieren leche en polvo para jalarla con agua, unas compran leche de soya en lugar de la leche de vaca, pero hartas han dejado de comprar directamente, desde que ha subido a 5 bolivianos el litro, ya no les alcanza dicen”, cuenta Marcelina Basto, vendedora de leches en La Pampa.
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