
La periodista dejó el puesto, ubicado en la zona de El Tejar, y preguntó a otra vendedora quien le respondió igual.
Ayer, La Razón hizo un recorrido por la calle Valentín Navarro, cerca del mercado El Tejar, y por la calle Max Paredes próxima al mercado Rodríguez.
Al menos 15 vendedoras de 20 consultadas, tenían la misma oferta: costo reducido con peso incompleto o peso justo a un precio más elevado.
Las vendedoras utilizan la balanza que tiene dos platillos para vender con menor peso y la romanilla para dar con peso cabal.
Así, en la calle Max Paredes el precio de la libra de trucha cuesta cinco bolivianos, pero si el peso es completo vale Bs 12.
El pejerrey es algo más costoso, pues la libra está a Bs 11, pero con peso cabal a 22 bolivianos.
En el caso de la trucha, una vendedora consultada por este medio afirmó que la diferencia entre la libra de cinco y la 10 bolivianos es de dos pescados menos.
Doña Victoria, una ama de casa que compraba en el mercado Rodríguez, reclamó porque “toda la vida es lo mismo, éstas (vendedoras) son unas mañudas. Incluso ofrecen pescado fresco y luego de que pesan lo rebanan y quitan las partes que están mal y encima si les pedimos que saquen las espinas nos cobran dos pesos más”.
Tanto en el mercado Rodríguez como en El Tejar, la mayoría de los puestos de venta de pescado no exhibía los letreros que deben indicar el precio del producto, como manda la norma.
El intendente municipal, capitán Vladimir Peredo, aseguró que en varias oportunidades se realizó el decomiso de las balanzas con platillos, puesto que están prohibidas. Sin embargo, hay comerciantes que todavía pesan los productos con ese material.
Peredo dijo que desde este fin de semana se reforzará el número de efectivos de la Guardia Municipal en los mercados de La Paz, para realizar el control respectivo de la venta de productos.
El incremento en el control se debe a que la Intendencia recibió, la anterior semana, tres denuncias sobre el engaño en la venta de la libra de pescado.
La autoridad pidió a la población que reclame a las vendedoras que utilizan las balanzas con platillos y que hagan llegar su queja hasta las comisarías de la Guardia Municipal, que existen en cada mercado.
Agregó que para evitar el uso de balanzas, el cliente procure pedir el producto por kilo.
Don René, quien realizaba sus compras en la calle Max Paredes, contó que una vendedora le vendió con 700 gramos menos.
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